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sábado, 15 de septiembre de 2012

“La evaluación de la tarea de enseñanza, obstáculos, criterios y propuestas”.

“La evaluación de la tarea de enseñanza, obstáculos, criterios y propuestas”.(Stella Argibay/María Rosa Eberhard/Vilma Pailos)


Hablar de la evaluación de la tarea de enseñanza, remite necesariamente, a considerar la función
que da identidad y sentido a la escuela, como espacio formativo, y al rol que compete a
Inspectores, Directores y Docentes en materializar los Diseños Curriculares, entendiéndolos
como una carta de derecho de todos los alumnos, en el que se sintetiza el proyecto
pedagógico y político provincial.
En la institución educativa, la evaluación tiene su historia y ha recorrido un largo camino tomando
formas diversas enmarcadas en las distintas concepciones pedagógicas, que sustentaron cada
momento histórico, y fueron construyendo significados particulares en relación a las prácticas
evaluativas.
Hoy la evaluación es entendida como una acción político-pedagógico-didáctica-social y ética, que
permite comprender e interpretar los procesos, -tanto de enseñanza como de aprendizaje-, que
tienen lugar en la institución educativa y en los que están involucrados docentes, alumnos, padres y
todo el contexto institucional y social.
La evaluación en este marco, es entendida como comunicación, como acción participativa y
democrática, que apunta a evaluar tanto los puntos de partida como los procesos y los resultados,
de allí que es tan importante, su faz diagnóstica, como la procesual y la integrativa, ya que todas
contribuyen a construir un determinado conocimiento sobre la realidad y generar
retroalimentación, tanto en la tarea de enseñar como en el acto de aprender.
Esta evaluación que tiene como propósito mejorar y/o cambiar los procesos de enseñanza y de
aprendizaje, como dos procesos que hacen referencia al campo de la didáctica y al de la
construcción del conocimiento.
La evaluación es una acción sistemática, siempre contextualizada, que recoge información, la
analiza, la interpreta para comprender y reflexionar para tomar nuevas decisiones didácticas.
El proceso de evaluación está al servicio de conocer lo que el niño aprendió, como también
comprender, por qué no aprendió lo que aún no sabe, siendo evaluado el currículo real, el currículo
realmente enseñado. Estos resultados revierten sobre el evaluador, ya que son insumos para
reflexionar sobre las propuestas de enseñanza.
Hoy se acuerda que la evaluación es un acto de conocimiento, que atraviesa a la institución escolar
en su totalidad. Se evalúa para tomar decisiones con respecto a la gestión y la organización institucional, a los aprendizajes de los alumnos, al mejoramiento de las propuestas de enseñanza, a
las relaciones vinculares.
La evaluación de la tarea de enseñanza, no es una instancia que tiene fin en si misma, sino que como
proceso intencional, organizado y sistemático, permite generar estrategias de mejora. Entendiendo
por tal, la posibilidad de cuestionar lo cotidiano, abrir preguntas, desnaturalizar lo naturalizado, para
generar cambios, propiciando avances en el trabajo institucional, por lo cual, toda pretensión de
evaluación se debe arraigar en una pregunta, ¿Cómo se puede mejorar lo que se está haciendo?,
para achicar la brecha existente entre el currículo oficial, el currículo real y el currículo inercial.

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